A veces los chicos y chicas pueden presentar problemas de autocontrol del comportamiento y las emociones, agresividad verbal o física, impulsividad o falta de empatía hacia el dolor del otro.
Por eso es importante intervenir familiar e individualmente cuanto antes, frenando esta escalada, ayudándoles a contener y canalizar estas conductas hacia otras alternativas, fomentando el control de impulsos y la empatía, para evitar que desarrollen un trastorno disruptivo del comportamiento.
Los problemas de comportamiento pueden desembocar en trastornos de conducta y comportamiento que terminen siendo un problema relacionado con la agresividad como modelo de vida, por eso acudir a un profesional de la psicología ayuda a la hora de dar alternativas al niño y adolescente en su comportamiento.
La base del problema es un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa, no sólo en el entorno familiar cercano. Sus características son:
Los problemas se caracterizan por los arrebatos recurrentes en el comportamiento que reflejan una falta de control de los impulsos de agresividad.
Los niños o adolescentes tienen un comportamiento caracterizado por no respetar los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales. Podemos encontrarnos con estas situaciones:
La terapia psicológica ha de ser un tratamiento global que trate aspectos actuales y previos de la situación del niño o adolescente. Se han de trabajar tanto aspectos emocionales como del comportamiento y para ello el trabajo cooperativo con la familia es fundamental.
La terapia integradora utiliza técnicas de desbloqueo de emociones como EMDR y EFT además de otras basadas en el control de impulsos y resolución de conflictos y la propuesta de un proyecto de cara al presente y al futuro.
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