¿Y si el problema no es solo tuyo? ¿Y si afecta a la familia o a algún miembro de tu familia junto contigo?
La terapia sistémica concibe y trata las disfunciones, trastornos y patologías mentales como la manifestación de alteraciones en nuestros patrones relaciones y de comunicación.
Esta disciplina de la psicología apunta que toda la conducta humana, por intencionada que sea, es un producto y consecuencia del ambiente en el que nos movemos.
Por tanto, la terapia sistémica no trata al individuo como un ente solo, sino que concibe la persona como parte de un contexto social primario: la familia. Las relaciones que se establecen dentro de la familia son determinantes en el desarrollo de las creencias e interpretaciones del mundo y, en especial, la relación con los padres determina la conducta futura del individuo.
Los conceptos sistémicos, así como sus métodos y técnicas terapéuticas pueden aplicarse a la pareja, a los equipos de trabajo, a los contextos escolares, a las familias y también a las personas individuales. Lo que resulta claramente diferenciador es que el énfasis está puesto en la dinámica de los procesos comunicacionales, en las interacciones entre los miembros del sistema (familia, por ejemplo) y entre los subsistemas (pareja o hermanos, por ejemplo) que lo componen. La intervención sistémica, por tanto, plantea el paso del individuo al sistema, de lo intrapsíquico a lo interpersonal, utilizando así la interacción como elemento de trabajo y comunicación. Por todo ello no se atiende al “¿por qué?” un individuo actúa de determinada manera sino al “¿cómo?” lo hace.
Para el enfoque sistémico, la persona “enferma” se redefine como una persona “portadora de un síntoma” cuyo origen hay que buscar en una dinámica disfuncional que sucede en uno o varios de los sistemas en los que se encuentra inserta dicha persona. Por tanto, en la terapia normalmente participan todas las personas que conviven en el núcleo familiar (padre, madre, hermano/a, pareja, etc.).
Las terapias sistémicas aparecen como terapia familiar, aunque actualmente no es necesaria la familia como foco de atención para que la mirada sea sistémica. Desde esta perspectiva lo que prima es la relación, es decir, el proceso de interacción entre las personas y no tanto la observación del individuo aislado. El concepto de sistema es la base fundamental de la terapia. Lo que quiere decir que desde el enfoque sistémico se pone énfasis en las propiedades del todo que resultan de la interacción de los diferentes elementos del sistema. Si lo traducimos, esto significa en términos generales que lo importante es la relación que surge de la interacción entre las personas.
Así pues, la terapia sistémica se enfoca y fundamenta en esencia en la terapia familiar. En el transcurso de las sesiones, en TWC el profesional de la psicología guiará al paciente a desengranar el funcionamiento del sistema, detectando los roles tomados por cada miembro de la familia y la posición que cada uno ha representado en ella. Habiendo resuelto el funcionamiento que ha adoptado la familia como un sistema único, el paciente podrá determinar qué lugar ocupa en el núcleo familiar y qué consecuencias tiene ello en su persona: responsabilidades que posee, relaciones enfermizas, lazos que se confunden, obligaciones que no se le han asignado o funciones de un rol que no es el suyo.
En TWC buscamos entender al ser humano como parte de un sistema de relaciones, en constante interacción y evolución. A la hora de intervenir sobre cualquier problemática con niños y adultos es fundamental contar con una visión amplia que tenga en cuenta la influencia mutua entre el individuo y los distintos sistemas de los que forma parte o que intervienen en el problema.
Dentro de este enfoque el terapeuta en TWC inicia su intervención psicológica definiendo claramente lo siguiente:
Entendemos por tanto qué al utilizar la terapia sistémica, un sistema familiar, un sistema de pareja, un sistema social está compuesto por un elemento o más ligados entre sí, de tal manera que un cambio en el estado de la persona seguirá a otro cambio del sistema.
El objetivo en la terapia sistémica sería por tanto la reestructuración sana del sistema, es decir, ofrecer la posibilidad de actuar como familia, pareja o grupo social de manera adecuada.
Para ello, existen una serie de intervenciones psicológicas entre las que podemos valorar como habituales: la reformulación positiva, excepciones y preguntas milagro, preguntas escala, preguntas circulares, tareas directas y paradójicas y el genograma.
Esta web está escrita en masculino o femenino genérico para facilitar la lectura de los textos de la misma, pero está destinada a cualquier persona que quiera entrar en ella, independientemente de su identidad y expresión de género).