¿Sabías que los principales síntomas de la depresión infantil tienen más que ver con irritabilidad, ira u hostilidad? También un estado de ánimo bajo, sensación de desesperanza, cansancio… Estos últimos son más fáciles de reconocer en lo que los adultos entendemos por depresión, pero en el caso de los más pequeños las dificultades de comportamiento y respuestas de ira son muchas veces un primer signo de alarma de un estado de ánimo bajo.
La depresión infantil o juvenil es una alteración del estado de ánimo y que se traduce fundamentalmente en la pérdida de interés y disfrute acompañada de la disminución de la vitalidad.
Los trastornos depresivos afectan a personas de cualquier edad, condición económica, nivel educativo o cultural. Los niños no están exentos de padecerla y los adolescentes tampoco. El riesgo que entraña para su bienestar emocional hace que sea necesaria una evaluación psicológica de tal manera que se pueda elaborar un plan de intervención eficaz.
La depresión a estas edades puede dar la cara a través de síntomas que no esperamos en lo que normalmente entendemos por depresión:
Los tipos de depresión infantil dependen en gran medida de muchas variables. Una tipología simple haría mención de la depresión leve o distimia y a la depresión mayor.
Algunos menores tienen solamente unos pocos síntomas que afectan a su vida cotidiana de forma parcial o la limitan solo en algún aspecto específico. Esta es la denominada depresión leve. Otros pueden tener muchos más síntomas que llegan a impedirles realizar una vida normal; en este caso, la depresión se califica como moderada o grave. El niño o adolescente se sentirá irritable en mayor medida que triste o apático. Es probable que sienta molestias físicas (somatización/alteración del apetito) y que presente una disminución del rendimiento escolar. Existe también una pérdida de interés en sus juegos y amigos. En adolescentes la depresión puede coincidir con cambios de carácter y conducta recientes, mayor rebeldía, desobediencia, inicio de consumo de drogas, alcohol, y otras conductas de riesgo.
La depresión puede parecerle al niño que la tarea más pequeña sea terriblemente difícil de conseguir. Sin embargo, muchos niños o adolescentes con depresión van a negar encontrarse tristes o ni siquiera van a ser conscientes de la tristeza y esto no significa que no estén deprimidos. Los padres han de estar atentos a todas las señales que les parezcan sintomatología depresiva.
Debido a las características particulares de la depresión en la infancia y adolescencia, es importante contar con profesionales en salud mental infanto-juvenil con formación y experiencia en el manejo de este trastorno en este grupo de edad, de modo que actúen adecuadamente en el diagnóstico y tratamiento de la depresión en la infancia y adolescencia.
La terapia en casos de depresión infantil o juvenil tiene que tener en cuenta las necesidades y características esenciales de esta etapa de desarrollo y perseguir el objetivo concreto de superar el problema y no volver a caer en el mismo. Lo conseguiremos:
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