¿No puedes dejar de fumar? ¿Tal vez compras compulsivamente sin saber cómo parar? ¿Adicción a otro tipo de sustancias? Estas dificultades pueden afectar a la vida diaria, y puede que haya llegado un momento en que no sepas cómo hacer para afrontarlo.
El Comportamiento Adictivo se distingue por la capacidad para producir efectos agradables y por proveer un modo para evitar los estados internos dolorosos. La Adicción implica una síntesis de la compulsión y la dependencia, y es el único término que puede caracterizar adecuadamente un modelo de comportamiento que incluye la gratificación y el escape del malestar interno.
La Compulsión se refiere a la conducta motivada por un intento de evitar un estado interno desagradable. La Dependencia se refiere a la conducta motivada por un intento de lograr un estado interno agradable a través de la gratificación de las necesidades.
Por lo tanto, estamos hablando de un problema en el cual se emplea una conducta que puede funcionar para producir placer y para proveer un escape del malestar interno, en un modelo caracterizado por el fracaso periódico de controlar la conducta y la continuación de la conducta sexual a pesar de las consecuencias dolorosas significativas.
La adicción se caracteriza por un conjunto de síntomas característicos. Se pueden dar juntos o de manera selectiva.
En TWC entendemos que también se han de tener en cuenta las características individuales de personalidad de cada persona, así como de las circunstancias socioculturales que lo rodean.
Algunos de los síntomas y características de la adicción son:
No hay una única causa que dé explicación al comportamiento adictivo. Las causas son de tipo biopsicosocial e interactúan conjuntamente. Es necesario tener en cuenta que cada persona es un mundo y que por ese motivo no en todos los casos se van a dar las mismas causas, ni todas ellas. Algunas de las que se han observado son:
Siempre que se habla de adicción viene a la mente la idea de la adicción a las drogas. Pero con el paso del tiempo y gracias a las investigaciones sabemos que el elemento común en las adicciones es la falta de control sobre una conducta concreta o varias conductas específicas.
Por eso ahora entendemos que las adicciones no solo tienen que ver con el consumo de sustancias como cocaína u opiáceos, sino que también existen conductas que pueden parecer inofensivas y que dependiendo del uso y las circunstancias pueden volverse generadoras de una adicción, interfiriendo entonces de manera grave en la vida de la persona.
Por eso, cualquier actividad normal que resulte placentera para un individuo puede convertirse en una conducta adictiva. Lo esencial del trastorno es que el enfermo pierde el control sobre la actividad elegida y continúa con ella a pesar de las consecuencias adversas de todo tipo que ella produce.
Entonces si una persona pierde el control sobre una conducta placentera, que luego se destaca y sobresale del resto de actividades en su vida, se ha convertido en un adicto conductual.
En el DSM-V ha propuesto una categoría denominada Trastornos adictivos y relacionados a sustancias. Se incluyen los siguientes tipos de adicciones:
En TWC apostamos por trabajar sobre las circunstancias de las personas, con sus propios recursos, haciendo hincapié en la relación terapéutica y facilitando el cambio emocional, teniendo en cuenta el momento motivacional y de cambio en que se encuentra el paciente, así como su sistema familiar, y otorgándole siempre el protagonismo. Es el modelo por el que nosotros abogamos, pues nos parece profundamente humano y, al mismo tiempo, riguroso a la hora de la práctica psicoterapéutica.
Las causas del comportamiento adictivo son muy diversas y complejas, no podemos simplificarlas a un estilo de vida poco saludable o a un entorno familiar concreto. Se necesita una evaluación multidisciplinar y un tratamiento global para entender y tratar este problema.
Nuestro trabajo se basa en la terapia centrada en lo particular y en la subjetividad de la persona, en la persona como protagonista de su propio cambio. Apela a su responsabilidad, se trabajan sus propios valores, se colabora con la familia, se facilita el cambio emocional, y esto siempre desde un encuadre que cuida al máximo la relación terapéutica y la creación del vínculo entre terapeuta y paciente.
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