¿Los primeros años de tu hijo o hija están siendo difíciles para ti? ¿Cuestionas la forma en la que estás educando a tus hijos-as? ¿Tienes un adolescente en casa y no sabes cómo habla con él o ella? ¿Faltas de respeto en casa?
Vivimos en una sociedad en permanente movimiento, sujeta a rápidos, constantes y profundos cambios en todos los órdenes de la vida. Cambia la realidad política, económica, laboral, social, cultural, demográfica y educativa y también lo hacen los modelos de familia, las formas de relacionarse de las personas que conforman las diferentes unidades familiares o convivenciales y las de educar a hijos e hijas.
La llegada de un hijo supone un terremoto para la pareja previa a la familia. Y uno no es consciente de su magnitud hasta que se convierte en padre/madre y vive el nacimiento de la familia y la crisis de la pareja mismo tiempo, y como refleja esta cita “Dejamos de ser una pareja un instante después de habernos convertido en una familia”.
La maternidad y la paternidad tienen como inherentes una serie de dificultades como son la pérdida de independencia, más trabajo, menos descanso, cambios en la gestión de los tiempos, nuevos roles, etc. a los que, si además sumamos la idealización que se hace a veces de la crianza, con unas expectativas poco realistas, dan lugar a una situación de crisis que requerirá una readaptación a la nueva situación familiar y de pareja.
Por otro lado, cabe decir que la madre o el padre perfectos no existen. Todos tenemos momentos de desespero ante rabietas, peleas entre hermanos, actitudes rebeldes y conductas desafiantes. Todas las madres y padres hemos pasado por ahí y en algún momento de esos lo único que deseamos es huir, pero todo pasa. Así que perdónate tu falta de paciencia y si la situación te supera o se cronifica no dudes en consultar con los psicólogos especialistas de UNO Psicólogos, un equipo de profesionales para ayudarte en tus dificultades.
En nuestro día a día el ejercer de madre o de padre se ha convertido para muchos en una difícil tarea. Por un lado, el adaptar la nueva situación que supone para la pareja el paso de dos a tres, las diferencias de criterio en cuanto a los distintos aspectos de la crianza, y por otro, la difícil conciliación de la vida familiar con la vida laboral que tan frecuentemente genera una sensación de falta de tiempo, la sensación de no llegar a nada y la culpa asociada. Todo ello va favoreciendo la transición a un modelo de familia en el que estamos ausentes e intentamos cubrir ese hueco con cosas, actividades o personas para compensar las carencias y que nuestros hijos no se den cuenta de que no estamos, ya sea con actividades extraescolares, con cuidadoras, con regalos y privilegios para expiar la culpa o un estilo educativo excesivamente permisivo porque estamos cansados y queremos evitar la confrontación o negociación si ponemos límites.
El resultado de estos estilos de crianza disfuncionales va generando distintas problemáticas como:
Desde TWC podemos revertir esta situación si optamos por un estilo de crianza más consciente y relajado, donde los nuevos padres apuesten por el diálogo para tomar las decisiones con respecto a la crianza, en un entorno tranquilo y afectuoso y de esta manera lograr que los niños se desarrollen de forma plena, sean felices y la pareja, al mismo tiempo, disfrute de la crianza y de su proyecto en común.
La intervención psicológica de nuestros psicólogos especialistas estará orientada a redefinir el proyecto común de la pareja y de la familia ya que la relación es difícil que resista si se anteponen sistemáticamente las necesidades individuales a las necesidades colectivas, promoviendo una implicación y responsabilidad compartida.
Para ello, analizaremos los principales puntos de conflicto de la pareja en la crianza de los hijos, escuchando las diferentes posturas e ideas para posteriormente intentar llegar a acuerdos entre ambas posturas.
Desde TWC consideramos el diálogo y la comunicación como herramientas primordiales para la pareja, y, por tanto, un eje fundamental de la intervención estará dirigido a trabajar para mejorar este aspecto. Entendiendo el diálogo como negociación y búsqueda conjunta de soluciones, considerándolo fundamental para consensuar y poner a prueba las decisiones tomadas. La pareja es un equipo y eso implica trabajar conjuntamente a pesar de no estar de acuerdo en todo.
Por otro lado, se analizará cada caso concreto de forma individual y personalizada para valorar las necesidades concretas, y a partir de ahí diseñar un plan de intervención que se ajuste a cada demanda y problemática específica. Se analizarán y valorarán las pautas educativas empleadas, ideas o creencias asociadas a los estilos de crianza, el manejo de situaciones de conflicto tanto con la pareja como el de cada uno de los miembros con el hijo, patrones de comportamiento y se facilitarán alternativas de actuación y herramientas para revertir la problemática concreta.
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