Muchas veces nos encontramos en consulta con padres que buscan sinceramente consejos o tips sobre cómo conseguir que sus hijos adolescentes les cuenten algo, ¡cualquier cosa! sobre su vida o su día a día, que se comuniquen con ellos de alguna forma más allá de los monosílabos habituales y las respuestas evitativas… pero ¿Realmente estamos dispuestos a “comunicarnos” con ellos?
No sólo se trata de que nos cuenten dónde han estado o con quién, averiguar si tienen pareja, les gusta el instituto o están tristes… no se trata únicamente de que los adultos obtengamos información unidireccionalmente, es importante entender que la comunicación es una vía de doble sentido.
Para que nos tengan confianza es importante que encuentren en nosotros un lugar en el que se sientan escuchados, no se sientan juzgados y que también depositemos en ellos algo de confianza los padres; si los adultos no les contamos nada de nosotros mismos, de nuestros gustos, de nuestro día a día, de nuestros intereses etc. es difícil que repitan esa conducta con nosotros.
Para tener una positiva y constructiva comunicación con las personas adolescentes lo ideal sería haber comenzado antes… mucho antes, pero ya sabemos que no es posible viajar en el tiempo.
Lo ideal para una comunicación fluida en casa es pasar tiempo juntos, no siempre es fácil con los horarios de trabajo y extraescolares, pero poder encontrar huecos, por ejemplo, en las cenas, para tomar la costumbre de sentarnos juntos y simplemente hablar, sin móviles ni distracciones, hablar de nuestro día, de que hemos hecho hoy, si ha pasado algo especial en el colegio o en el trabajo, si algo divertido nos ha sorprendido, incluso si algo os ha contrariado. Cada uno puede hablar espontáneamente de su día y preguntar a los demás, si los adultos les contamos cosas de nosotros nos conocerán mejor y entenderán porque tomamos algunas decisiones y si los escuchamos a ellos desde bien pequeños sus historias de amigos, dibujos animados, juegos o series sin juzgarles ni parecer aburridos, ellos sabrán que los escuchamos.
[Truco o PRO TIPs como dicen ahora: aunque Pokémon no te interese en absoluto, recuerda un par de nombres de amigos de Pikachu y de vez en cuando lanza una pregunta sobre el personaje o pregunta cómo quedó el último derbi de fútbol o la NBA de anoche, también puedes escuchar su música y contarles que quizás algún rapero te ha sorprendido con un buen tema, busca artículos sobre las nuevas expresiones de los jóvenes y hablar sobre ello…]
Así si un día sucediera algo “que os gustaría” que nos contasen, ese puede ser un buen momento favorecedor…
Si además de favorecer espacios y tiempos para hablar y escuchar, conseguimos hacerlo sin juzgarles, aunque a veces nos tengamos que morder la lengua, escuchando sus argumentos, haciéndoles preguntas que les hagan pensar sobre porqué han tomado una decisión u otra, o si volviera a suceder lo mismo si su respuesta sería igual o han aprendido algo, si están de acuerdo con la conducta de un amigo, o si se han sentido bien o mal si han presenciado algo en el instituto aunque no les haya sucedido a ellos, si en una fiesta a un amigo o amiga algo les ha sentado mal…. Si además de escuchar, no juzgamos y sienten que pueden acudir a nosotros en busca de consejo “sin broncas” entonces tendremos más de la mitad del camino ya hecho… Después ya podremos poner nuestra pica en Flandes y proponerles soluciones alternativas o límites a sus conductas.
Esto no va a ser la solución fácil a todos los problemas, pero ya nos pone en un lugar más sencillo de salida para empezar a buscar soluciones juntos, ¿no crees?.
Beatriz Gómez.
