Home Medical Propósitos de Año Nuevo ¿Una presión más?

Propósitos de Año Nuevo ¿Una presión más?

Enero y septiembre son los meses por excelencia para los nuevos propósitos.

by The WellBeing Concept
0 comment

Todos tenemos ideas, planes, deseos o expectativas sobre lo que queremos conseguir o nos gustaría llegar a ser, pero para plantearse nuevas metas, retos u objetivos es importante tener una serie de ideas claras.

Antes de dejarnos llevar por grandiosas ideas de mejora parémonos a pensar bien, sobre todo para no frustrarnos si no lo conseguimos.

Si nos proponemos objetivos poco realistas, difíciles de alcanzar o demasiado complicados, casi con seguridad no lo vamos a conseguir y nos sentiremos doblemente mal: en primer lugar, por no conseguir eso que nos apetecía y en segundo lugar, es posible que nos sintamos frustrados o fracasados, cuando simplemente hemos cometido un error de “cálculo” que podemos adaptar.

Es preferible identificar eso que me gustaría cambiar o mejorar y asumir que quizás ahora no es el momento y saber posponer, que sentir la presión de “tengo que cambiar algo” y sentirme frustrada o frustrado de manera continua por no conseguirlo.

 Por eso tan importante es elegir bien las metas, como el momento y la forma de conseguirlas.

Consejos para elegir objetivos o metas que tengan sentido para nosotros mismos:

 

1.- Personalísimos.

Esto es, en primer lugar, que el objetivo sea elegido POR Mí y PARA Mí. Olvidémonos de lo que los demás quieren para nosotros -pareja, madre o amigas…-, tiene que tener sentido para nosotros mismos; basar las metas u objetivos siempre en nuestras propias necesidades, deseos o sentimientos, nos acerca más a la posibilidad de conseguirlo.

La motivación, el esfuerzo y la constancia que vamos a necesitar es nuestra. Podemos pedir a los demás ayuda o apoyo, pero nadie puede hacerlo por nosotros. De echo si las metas propuestas son en base a las necesidades o deseos de otros, primero no nos vamos a esforzar lo mismo y por lo tanto corremos riesgo alto de abandonar y en segundo lugar, aunque lo consigamos, seguramente no nos sintamos recompensados al final.

 

2.- Concretos.

Describirnos las metas a nosotros mismos de la manera más concreta posible. Esto es difícil ya que no solemos estar acostumbrados. A menudo, al intentar concretar las cosas nos damos cuenta de qué realmente queremos o necesitamos y nos ayuda a ir valorando la dificultad.

Adelgazar. Sacar buenas notas. Llegar a todo. Ser feliz. Estar bien…” todas ellas son metas poco constructivas y muy generales, como pedir a un niño “pórtate bien”, es muy difícil que sepa qué tiene que hacer sino le indicamos previamente qué esperamos de él.

Son cuestiones muy poco precisas y por lo tanto difíciles de conseguir.  Pregúntate: ¿Qué significa para ti -en este momento- ser feliz, estar bien, llegar a todo…?

Ir desgranando estas metas tan globales en pequeñas metas más concretas:

Necesito bajar (X) kilos, ¿Cuántos gramos o kilos en cuánto tiempo?

Ser feliz, ¿qué significa ser feliz realmente para mi?

Aprobar, ¿qué tengo que hacer para mejorar mi rendimiento? Pensar si bastaría por ejemplo con estudiar 2 horas al día, o saber por ejemplo si quiero sólo aprobar o necesito una nota determinada…

 

3.- Realistas y por lo tanto alcanzables.

Asumamos que hay cosas fuera de nuestro alcance, por una cuestión física, de salud, de capacidades, de tiempo… ser conscientes de nuestras limitaciones, posibilidades y situación personal, profesional o familiar a la hora de plantearnos las metas.

Podemos proyectar comenzar unas clases de idiomas o de baile, iniciarnos en manualidades, cocina etc.  pero no plantearnos bailar como Shakira, hablar inglés como un nativo, redecorar toda la casa sola o pretender cocinar como la abuela en un mes.

Cuanto más realista, más posibilidades de éxito.

 

4.- Personales

Describir las metas u objetivos en torno a nosotros mismos, mi objetivo no puede ser que otro cambie o haga algo… en su lugar podemos plantearnos el objetivo de cambiar nuestra actitud o forma de relacionarnos con el otro.

 

5.- Cuantificables o medibles.

Básico. Cuanto más específicos seamos al plantearnos los propósitos, y más hayamos podido concretar nuestras metas, submetas, pasos, tiempos y condiciones, será mas fácil saber como vamos avanzando para valorar logros, recaídas, y para motivarnos.

Podemos hacer listas (nos encanta ir tachando cosas) o llevar un registro, para facilitarnos revisar los pasos intermedios, por ejemplo si mi objetivo para este próximo año es llevar un estilo de vida más saludable y alguno de los pasos intermedios que me planteo son por ejemplo, empezar a salir a correr o acudir al gimnasio, estaría bien que en tras las primeras semanas o meses revise si realmente estoy encontrando huecos para salir a correr en mi tiempo libre, o si tras dos meses de pagar la cuota  del gimnasio realmente estoy acudiendo o no…

 

6.- Motivantes.

Es muy importante que la meta realmente nos motive, que sea importante para nosotros, así según vayamos consiguiendo pequeñas cosas nos iremos animando progresivamente.

Metas inalcanzables van a conseguir el efecto contrario, y es que sintamos todo tan cuesta arriba y tan difícil que lo más probable que terminemos por abandonar. El esfuerzo tiene que poder ir compensándonos, sino olvídalo, es más que probable que no vaya a salir bien.

Para que algo nos motive tiene que tener sentido para nosotros y tenemos que saber encontrar el momento para plantearnos determinadas metas u objetivos. Empezar una dieta en diciembre, difícil.

Conocer nuestro momento personal, familiar y social. A veces es mejor posponer un propósito, que comenzarlo en pleno momento de estrés familiar o de exámenes.

 

7.- Busca aliados y prémiate.

Aunque deben ser objetivos personales para que tengan sentido para nosotros mismos, a veces es importante contar con alguien más a la hora de llevarlos a cabo y ayudarnos en momentos difíciles, por eso ir con una amiga al gimnasio o salir a correr con un grupo, puede facilitar que realmente hagamos esa actividad.  

Busca formas de motivarte, planteándote pequeños premios o refuerzos por el camino; también sé un poco flexible contigo: las recaídas están ahí, el cansancio muchas veces se disfraza de pereza, no tires la toalla, todo esto forma parte del proceso. Las frustraciones forman parte de la vida, la forma que tengamos de afrontarlas y seguir adelante es vital a la hora de conseguir el objetivo final; si ya has avanzado y conseguido cosas, será fácil retomar ese buen camino.

 

Y recuerda que no es obligatorio plantearse objetivos de Año Nuevo, quizás este año el propósito es simplemente vivir y disfrutar el camino.

You may also like