Septiembre suele ser un mes de mucho estrés precisamente por eso, porque en dos días pasamos del suave ritmo de las vacaciones, sin prisas y sin agobios, a volver a madrugar, retomar el trabajo, los horarios, la compra de material escolar, cambio de armario, etc.
Todo esto tiene a menudo efecto en nuestro estado de ánimo ya que tenemos menos tiempo libre, de golpe se acumulan las responsabilidades y podemos llegar a sentir que “no llegamos a todo”.
Es normal que nos sintamos un poco más decaídos con la llegada del otoño: desánimo, cansancio, dificultades para concentrarnos, problemas de sueño, etc. y es que los cambios de estación pueden tener un efecto directo sobre nuestro cuerpo y nuestro estado de ánimo que, normalmente se supera en unos pocos días.
Puedes sentir:
- Falta de energía, apatía, pereza.
- Tristeza, pesimismo y pensamientos negativos frecuentes.
- Irritabilidad.
- Problemas de sueño.
- Cambios en el peso o apetito
- Dificultad para concentrarte o ser productivo en las tareas diarias.
- Desinterés por actividades que normalmente te interesan.
¿Qué puedes hacer?
- Cuida tu descanso. Al aumentar la producción de melatonina, nuestro cuerpo tiene menos energía, por lo que será necesario adaptar nuestras horas de sueño y descanso.
- Realiza actividades aprovechando la luz solar.
- Retoma la actividad física. El ejercicio tiene un efecto directo sobre la serotonina y las endorfinas, y nos ayudará a contrarrestar los efectos de la falta de luz. Si buscas una actividad que te motive te ayudará a mejorar tu estado de ánimo.
- Sigue una dieta equilibrada. Nada de dietas milagro para “compensar los excesos del verano”, sino retomar una alimentación saludable, variada, que incluya frutas, verduras y alimentos de temporada. Mejora nuestro estado físico y nos ayuda a mantener un adecuado nivel de energía.
No obstante, conviene observarnos para identificar si nos encontramos ante algo transitorio y adaptativo, o si se puede tratar de algo más complejo y que esta vuelta a la rutina nos esté removiendo conflictos, dificultades o sentimientos arraigados que ahora tras la desconexión estival salen a la luz.
En ese caso, no dudes en pedir ayuda, acude a un profesional que te pueda acompañar y juntos trabajéis para saber reconocer lo que te está pasando pasa y buscar soluciones.
Beatriz Gómez.